Poemas de amor, palabras de amor

Cuando la noche llega, el pensador cae dormido, entra en profundo sueño queriendo no despertar para así ahogar su agonía, pero el pensador desconoce que mientras duerme vive una aventura asociada a la libertad de su realidad.

El pensador llevaba en su mochila oscura el recuerdo sin fin de los años que pasaron, la agonía de una distancia que nunca acortará y el reflejo de los años que perdió esperando un reencuentro infructuoso, pero también había una mochila de colores, donde guardaba el amor que nunca dio, la paz de un corazón que sabe esperar, la fortaleza de la soledad y el anhelo del perdón; pero, porque el pensador prefiere su mochila oscura?

Todos tenemos una mochila oscura la cual vamos llenando como el pensador, la saturamos de aquello que nos hace daño, la llenamos por la falta del perdón.

Pero cómo puede un pensador saber que su mochila lo tiene amilanado y sufriendo, que le ha ganado una batalla, que lo tiene preso en medio de su libertad, que lo agobia y le obliga a ceder la espalda?

Es tan sencillo como ver la lluvia en medio del verano, como ver la guerra en medio de la paz, como sentir soledad estando acompañado, como mirar al cielo y no ver el celeste, como caminar y no saber a dónde ir, cómo llorar cuando se puede reír, un pensador que no perdona es el que ve en medio de su bendición la zozobra de la amargura.

Cuantos hoy no tienen luz en sus ojos, a cuantos hoy se les apagó la voz, a cuantos hoy se les perdió el canto de las aves, cuantos hoy no se pueden levantar y un solo pensador con todo lo que le falta a los demás, se resiste a desechar su mochila oscura y a dar lo que guarda en su mochila de color.

Perdonar no es un regalo ajeno, es un regalo propio que trae libertad…